Las víctimas de la opresión del 23 de septiembre organizaron una nueva manifestación de protesta, reclamando que el Gobierno marroquí abriese una investigación para establecer la verdad sobre los acontecimientos de El Aaiun y juzgar a los responsables de estos bárbaros actos.
Una vez más, las autoridades marroquíes optaron por la política de mano de hierro movilizando a los colonos marroquíes, formando milicias armadas para apoyar a sus fuerzas de ocupación reprimiendo a la población saharaui.
En vez de intervenir para proteger a estos inocentes entregados a su verdugo, la Misión de Naciones Unidas para Organizar el Referéndum (MINURSO) se encerró en un completo mutismo, negándose a hacer cualquier comentario público sobre estos hechos, fiel a su modus operandi.