El entonces príncipe Juan Carlos visita inesperadamente El Aaiún para contrarrestar el fuerte malestar del Ejército ante la situación creada; declarando “España mantendrá sus compromisos y tratará de mantener la paz (…) Deseamos proteger los legítimos derechos de la población saharaui, ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia lo exigen”.