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La proclamación oficial del alto el fuego llegó ayer puntualmente a las seis de la mañana, hora local (ocho de la mañana, hora peninsular española) al Sáhara occidental, mientras los primeros observadores y cascos azules de la ONU se desplegaban por el territorio. La declaración del cese de hostilidades no apagó, sin embargo, la polémica que mantienen desde hace unos días Rabat y el Frente Polisario, que se acusan mutuamente de mover sus tropas en la región, creando así una situación delicada y frágil que podría provocar en el momento más inesperado un resquebrajamiento del proceso de paz.

El alto el fuego se ha iniciado en El Aaiún, cuando la población aún dormía y permanecía en sus casas. Las calles estaban desiertas, y a esa hora sólo se vislumbraba la figura de tres militares de la Minuso (Misión de la Naciones Unidas para el Sáhara Occidental), enfundados en sus chándales, que habían madrugado con la intención de hacer unos kilómetros de marcha atlética. Dos horas más tarde, el general canadiense Armand Roy anunciaba a la prensa en El Aaiún que el alto el fuego había sido proclamado ya y era un hecho. A continuación pronunció una frase lacónica y sentenciadora: «Nosotros estamos aquí por la paz».

Al otro lado de los muros, en los campos de refugiados de Tinduf, en el enclave bautizado también con el nombre de El Aaiún, el cese de hostilidades fue recibido con grandes muestras de alegría entre el entusiasmo de la población y algunos gritos ensordecedores de las mujeres saharauis. Un espectáculo lleno de colorido y emotividad que está siendo seguido por numerosos periodistas venidos de todas las partes del mundo.

A esa hora, una suave brisa mecía las pancartas alusivas al alto el fuego -«toda la patria o el martirio»- colocadas en las vías principales de los campamentos…

https://elpais.com/diario/1991/09/07/internacional/684194409_850215.html